Diferencia entre revisiones de «Sekeir»

|booksfirst appeared=[[El archivoritmo de lasla tormentasguerra]]

|Sekeir toa [[Adolin Kholin]]{{book ref|sa4|94}}

Sekeir es un antiguo [[honorspren]] que aparece como un anciano con una larga barba blanca y azul.{{book ref|sa4|82}}

Se empeña en decir que no se puede confiar en los humanos, pero él mismo está dispuesto a ser manipulador y a torcer la ley durante el transcurso del juicio de [[Adolin Kholin]] para hacer valer esta idea ante el resto de los honorspren, incluso haciendo prisionero aal [[Heraldo]] [[Kalak]] cuando temía que fallara a favor de Adolin.{{book ref|sa4|87}}{{book ref|sa4|94}} Se toma muy a pecho la cuestión de demostrar ante el resto de los honorspren que no se puede confiar en el propio Adolin más que en cualquier otro humano.{{book ref|sa4|94}}

|[[KelekKalak]] and Sekeir, about [[Adolin]]{{book ref|sa4|82}}

Sekeir, como líder de la fortaleza de los [[honorspren]] y de la capital [[Integridad Duradera]], saludó a [[KelekKalak]] cuando llegó a la fortaleza tras la llegada del grupo de embajadores de la [[coalición de monarcas]]. Mientras caminaban por la fortaleza, se encontraron con [[Adolin Kholin]]; Sekeir le explicó que Adolin estaba allí porque se había ofrecido a ser juzgado por la [[Día de la Traición|Traición]]. Cuando Adolin pidió un juicio por testimonio, Sekeir estaba a punto de desaconsejarlo cuando KelekKalak lo interrumpió y aceptó.{{book ref|sa4|82}}

El primer día del juicio, Sekeir planeó un largo discurso al principio para exponer el punto del juicio. Se ofendió cuando KelekKalak le dijo que fuera breve, y luego discutió con Adolin sobre los términos exactos de su acuerdo. Sekeir logró convencer a KelekKalak de que el juicio era para demostrar, en general, que no se podía confiar en los humanos, aunque Adolin logró persuadir al [[Heraldo]] de que considerara también su carácter personal. Cuando KelekKalak finalmente entendió los términos correctamente, Sekeir llamó a su primer testigo: [[Amuna]], guardián de los [[ojomuerto|ojomuertos]]. Después de que Amuna diera su testimonio, Sekeir llamó a la [[tintaspren]] [[Mezcla]] a continuación y luego a [[Notum]].{{book ref|sa4|87}}

La mañana del juicio final, Sekeir, [[Lusintia]] y otros honorspren descubrieron a [[Shallan Davar]] en la casa de KelekKalak. Acusaron a los dos de confabulación, y Sekeir ordenó que KelekKalak fuera secuestrado debido a un "ataque de debilidad."{{book ref|sa4|93}} En el juicio de ese día, Sekeir ocupó el lugar de KelekKalak en el asiento del juez y ordenó que el juicio continuara. Cuando Adolin preguntó dónde estaba el Heraldo, Sekeir explicó que KelekKalak a veces sufría por su multitud de años y experiencias como Heraldo y admitió que Shallan había tratado de influir en el hombre; le disgustó que Adolin pensara que eso era algo por lo que sonreír. Después de que Sekeir pidiera silencio para comenzar el juicio, sintió que debía mostrar su autoridad echando a unos cuantos [[spren]] que seguían cuchicheando entre ellos.{{book ref|sa4|94}}

Sekeir comenzó entonces el juicio del día pronunciando un largo discurso en el que denunció a Adolin. Cuando Adolin le interrumpió en un momento dado, le amenazó con una mordaza y le indicó que sólo podía hablar mientras interrogaban al testigo. Cuando Sekeir terminó por fin, pidió que hicieran pasar a [[Mayalaran|Maya]], el [[cultivacispren]] ojomuerto, como último testigo y permitió que la multitud conversara todo lo que quisiera. Sekeir, satisfecho consigo mismo por su conveniente elección del testigo, declaró su derecho a guiar la conversación debido a la incapacidad de Maya para hablar por sí misma y procedió a interrogar a Adolin. Obligó a Adolin a admitir que los humanos seguían usando [[Hojahoja esquirlada|hojas esquirladas]] incluso después de darse cuenta de que eran [[spren]] muertos, pero se negó a permitir que Maya se retirara tras la concesión de Adolin. En su lugar, Sekeir planeaba utilizar a Maya para vengarse personalmente de Adolin por las divisiones entre los honorspren que su presencia había hecho aflorar.{{book ref|sa4|94}}

Sekeir hizo un espectáculo de Maya, ordenando a todo el mundo que la mirara y considerara lo que le habían hecho; afirmó que tenía que hablar en nombre de Maya por culpa de los humanos como Adolin y afirmó conocer la mente de Maya, a pesar de las protestas de Adolin. Siguió gritando por encima del estruendo de la multitud, las súplicas de Adolin y los gemidos de Maya, condenando a los humanos en general y a Adolin en particular hasta que Maya habló. Sorprendido, pero aún convencido de que tenía razón, Sekeir acusó a Adolin de haber hecho algo para que Mayala cultivacispren delirara. Maya, harta de él, gritó inarticuladamente y luego pasó a las palabras, negándole el derecho a quitarle su sacrificio. Sekeir se quedó mudo ante la revelación de la elección de los ojomuertos, mirándola en silencio mientras los demás ancianos se reunían y la multitud comenzaba a marcharse.{{book ref|sa4|94}}