Diferencia entre revisiones de «Kaladin»

Ir a la navegación Ir a la búsqueda
m
m (Texto reemplazado: «vaciospren» por «vacíospren»)
Cuando Kaladin finalmente alcanzó a los Portadores del Vacío, se sorprendió al ver que no sólo estaban jugando a las [[Juego de cartas roshariano|cartas]], sino que su aspecto era muy diferente al que esperaba. En lugar de ser de color rojo y negro jaspeado como [[Rlain]], la piel de los parshmenios era blanca y roja jaspeada. No llevaban formas de guerra ni tenían los ojos rojos. Kaladin los observó durante un rato y le dijo a [[Syl]] que se había equivocado. Estos parshmenios no eran los destructores de los que les habían hablado. Uno de ellos se fijó en él y dio la alarma. Cuando tomaron sus garrotes, Kaladin dudó. Aunque sabía que podía derrotarlos fácilmente, no le pareció bien, así que se rindió.{{book ref|sa3|14}}
 
Los parshmenios ataron a Kaladin a un árbol mientras debatían qué hacer con él. En contra de los deseos de [[Khen]], no lo mataron, sino que tiraron de él con una cuerda mientras viajaban. Kaladin habló con [[Sah]], su captor, explicándole las estrategias del juego de cartas. Mientras caminaban, Kaladin se dio cuenta de que los parshmenios no eran monstruos, sólo esclavos como él. Sah argumentó que Kaladin no podía entender por lo que habían pasado, pero Kaladin sintió que sí lo entendía un poco. Continuando, Syl entró en pánico, preocupada porque los parshmenios, o al menos los spren, pudieran verla . Syl explicó que el spren que guiaba a los parshmenios debía ser de Él, un [[vaciosprenvacíospren]]. Syl se mantuvo cerca de Kaladin, por si necesitaba invocarla.{{book ref|sa3|17}}
 
Kaladin acabó hablando, felicitando a los parshmenios y ofreciéndoles ayuda en sus viajes. Sah se negó y continuaron su camino hasta que se detuvieron para descansar. La niña de Sah, [[Vai]], le trajo a Kaladin un poco de agua y le preguntó por qué su pueblo no les dejaba en paz. Él se esforzó por intentar explicar la guerra y sus antepasados a una niña de siete años. Ella se retiró mientras los parshmenios acampaban y Kaladin le pidió a Syl que le ayudase a cortar su cuerda. En lugar de invocarla como cuchilla, dejó caer una piedra que alertó a los parshmenios de su libertad. Pidió su cuchillo para poder encender un fuego y, tras una breve deliberación, le permitieron hacerlo.{{book ref|sa3|17}}
{{image|Parting the Highstorm by Esther Schrader.jpg|side=left|width=300px|Desviando la tormenta para proteger a un niño}}
===== Revolar =====
Kaladin consiguió un búnker para tormentas privado para el creciente grupo de parshmenios en la ciudad de [[Vamah]], [[Revolar]], después de que Syl le advirtiera de que se acercaba una [[alta tormenta]]. Khen se mostró satisfecho con el trabajo de Kaladin y el grupo se preparó para la tormenta. Mientras arreciaba en el exterior y Kaladin se debatía sobre cuánto tiempo más podía retrasar su regreso a Urithiru, la vaciosprenvacíospren amarilla apareció a su lado. Kaladin le dijo que podía verla y ella le respondió que quería que lo hiciera. Ella le preguntó a Kaladin por qué seguía allí y, tras una mentira, él admitió que el mundo estaba cambiando y que quería ver qué rumbo tomaba. Ella le preguntó a Kaladin si lucharía con ellos y él cuestionó si se lo permitirían. Ella admitió que la decisión final no la tenía ella, ya que era sólo una mensajera, pero que él lo averiguaría una vez que llegasen a su destino. Finalmente le preguntó a Kaladin cómo sabía que se acercaba la tormenta. Él dijo que lo sentía en los huesos y ella dijo que los humanos no podían sentir las tormentas. La vaciosprenvacíospren le dedicó una sonrisa de complicidad y luego desapareció.{{book ref|sa3|23}}
 
Durante su estancia en Revolar, el número de parshmenios que acampaban en los alrededores de la ciudad seguía creciendo exponencialmente hasta alcanzar al menos 40.000 o 50.000 personas. Sah le dijo a Kaladin que el número era asombroso, que siempre había imaginado que los parshmenios tendrían su propia ciudad y ahora la tenían. Mientras caminaban por ella, Kaladin vio no sólo señales de la tormenta eterna, sino también de saqueos. Le preguntó a Sah si era esto lo que quería, conquistar un reino y destruir a la humanidad. Sah confesó que no lo sabía, pero que no podía volver a ser un esclavo. Kaladin replicó que eran su gente y que una guerra para exterminar a uno u otro bando no podía ser la respuesta. Sah le propuso que tal vez no tuviera que ser así, que podría luchar junto a ellos en algo más grande, los oprimidos contra los opresores. Al pasar por donde estaba Syl, ella le dijo que había muchos spren amarillos alrededor y que se avecinaba otra alta tormenta. Cuando el grupo de Khen se acercó a los líderes parshendi del pequeño pueblo, el escriba los evaluó y preguntó por la presencia de Kaladin. Yixli habló muy bien de él, pero el escriba dijo que los [[Fusionado|Fusionados]] tendrían que marcarlo como libre. Kaladin salió de la fila y vio a una mujer parshmenia alta con ojos rojos, como los de las [[Llanuras Quebradas]]. Al ver a la Fusionada, Kaladin supo que era hora de irse. Aspiró la [[luz tormentosa]] de la bolsa de Khen y le quitó la bolsa. Agradeció a Khen su amabilidad, le advirtió de la inminente tormenta y le dijo que, independientemente de lo que le dijeran, no deseaba ser su enemigo.{{book ref|sa3|31}}
Kaladin continuó experimentando terribles pesadillas y visiones mientras se mantenía oculto. Tras despertar por primera vez desde su huida, supo que necesitaba encontrar la manera de hacerse con provisiones para poder resistir a los Fusionados y cuidar de Teft.{{book ref|sa4|46}} Con la ayuda de Syl, se movió sigilosamente por la torre haciéndose con luz tormentosa y llegó a [[Kuno]] para pedirle provisiones, asegurándole de que podría devolverle la ayuda en el futuro. En cuanto regresó a su escondite, Navani lo contactó por primera vez a través de las venas del Hermano diseminadas por toda la torre. Juntos, desarrollaron un plan para explorar las Puertas Juradas y averiguar cómo conseguían los Fusionados hacerlas funcionar estando los poderes de Kaladin casi inutilizados.{{book ref|sa4|49}}
 
Mientras cuidaba de Teft, Dabbid logró encontrar la sala oculta con la ayuda del Hermano. Kaladin se sintió aliviado al saber que Teft no moriría si él era capturado o asesinado; puso a Dabbid a trabajar cuidando del Radiante inconsciente mientras él mismo iba en misión de reconocimiento para examinar la Puerta Jurada. Cuando cayó la noche, Kaladin fue a espiar las Puertas Juradas con Syl. Tuvo que escalar por el lateral de la torre para no ser visto, ya que sus enlaces no funcionaban del todo bien. Descubrió un brillo de luz del vacío en la Puerta Jurada y dedujo que probablemente las usaran con la mínima frecuencia posible para que no se supiera de la invasión. Kaladin decidió robar una de las vinculacañas que los Fusionados estaban empleando para recabar más información.{{book ref|sa4|55}} Syl cambió de color para imitar a un vaciosprenvacíospren con objeto de distraer a los guardias cantores y que Kaladin pudiera colarse para robar una vinculacañas. Justo cuando logró hacerse con vinculacañas parejas, el Hermano le suplicó ayuda; uno de sus nodos había sido descubierto por los Fusionados.{{book ref|sa4|58}}
 
Aunque sabía que se estaba arriesgando a exponerse al Perseguidor, Kaladin decidió ir al nodo de todas formas. Tras encontrar su localización, Rabeniel permitió al Perseguidor atacar a Kaladin mientras ella corrompía al Hermano. Kaladin le tendió una trampa al Perseguidor para encerrarlo en otra de las salas secretas de Urithiru y logró destruir el nodo para minimizar la corrupción del Hermano. Para cuando consiguió detener a Rabeniel, la diferencia en su capacidad de curarse se había vuelto abismal, especialmente después de que la Fusionada lo hiriera para determinar cómo se comportaban sus poderes.{{book ref|sa4|59}} Rabeniel permitió que Kaladin escapara, y él huyó a la sala oculta y se desmayó allí.{{book ref|sa4|59}}{{book ref|sa4|61}} Navani recordó el guante que había creado su fervoroso [[Tomor]] y le planteó la idea de usarlo en sustitución a sus enlaces. Con algo de práctica, Kaladin se volvió capaz de emplearlo en combate.{{book ref|sa4|63}}