Yoki-haijo

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Yoki-haijo
por Aliya Chen
Capacidades	Atraer y vincular haijo
Racional	Sí
Mundo de origen	Komashi
Universo	Cosmere

Yoki-haijo, un término que significa "'chica que daba órdenes a los espíritus primordiales'", son personas altamente Investidas de Komashi que son capaces de invocar espíritus, usando el arte de apilar piedras, y vincularlos en herramientas útiles. También se las llama elegidas.

Convirtiéndose en yoki-haijo

Considerando el significado del nombre, solo se conocen mujeres que sean yoki-haijos. Estas mujeres se convierten en yoki-haijo al nacer-- la suposición es que son escogidas por los haijo. La seleción no es al azar, ni tampoco está influenciada por la genética. Su naturaleza se indica con un presagio, como una estrella fugaz, marcando el cielo en el momento de su nacimiento. Muy pocas mujeres son seleccionadas para convertirse en yoki-haijo-- nunca hay más de dieciséis a la vez, con no más de una elegida por año. En el momento que la máquina padre fue activada, solo existían catorce yoki-haijo. Ninguna más nació después de la activación de la máquina padre. Después de la destrucción de la máquina, Yumi es la única que aún vive.

Aunque las yoki-haijo que eran parte del movimiento reformista insistían en retirarse a los setenta años, y en algunos casos presuntamente han sido forzadas a servir en captividad, las yoki-haijo conservan su naturaleza hasta el final de sus días.

Habilidades

En algún momento, ya sea antes de su nacimiento o después, las yoki-haijo son Investidas de manera única. Esta Investidura les permite invocar haijo y enlazarlos a herramientas útiles. Este proceso gasta un poco de su propia Investidura, aunque con el tiempo y descanso la recuperan. Los haijo también son capaces de oír los pensamientos de las yoki-haijo.

Las yoki-haijo son capaces de hacer otras cosas mágicas a parte de vincular haijo. También pueden consumir o afectar Investidura pura. Diseño observa que Yumi está Investida a un nivel similar a un Elantrino, aunque las yoki-haijo a las que mató la máquina padre ganaron más Investidura de lo normal después de los milenios.

Guardianes

A las yoki-haijo se les asignaba un kihomaban, o guardián, para actuar como protector y mecenas. Tradicionalmente, se apartaba de sus familias a las chicas que se convertían en yoki-haijo desde bebés, y sus guardianes son sus segundos padres a efectos prácticos, aunque las que forman parte del movimiento reformista mantienen contacto y visitan a sus familiar unas cuantas semanas al año. El kihomaban también es responsable del entrenamiento de la chica, tanto en los rituales y costumbres que debe seguir, como en la habilidad necesaria para llevar a cabo sus obligaciones. Por ejemplo, les enseñan a leer para que puedan leer las oraciones requeridas. Cuando empiezan a entrenar a apilar piedras, pueden llegar a pasar varios meses solo estudiando las piedras y evaluando su forma, peso y centro de gravedad. La siguiente fase del entrenamiento sería crear apilamientos bajos con bases estables.

Los guardianes tienen superiores a los que deben informar, y pueden ser apartados del trabajo. Estos mismos superiores pueden declarar a una yoki-haijo no apta para sus deberes y tomar acciones contra ella, aunque esto no es probable que pasara para las que formaban parte del movimiento reformista.

Responsabilidades y rituales

Generalmente hablando, las yoki-haijo viajaban por Torio en carromato, visitando un nuevo pueblo cada día y moviendose de noche. Su principal objetivo es invocar los haijo locales y vincularlos en herramientas que los aldeanos necesitan para sobrevivir.

Tradicionalmente, las yoki-haijo eran responsables de una multitud de tareas y rituales diariamente. Practicamente cada momento de sus vidas tenía algún ritual. Además de sus guardianas, a las yoki-haijo se les asignaban también asistentes para ayudar en los rituales. Las asistentes eran responsables de alimentar, limpiar, desvestir y vestir a su yoki-haijo, entre otras cosas. Aún y com eso, las yoki-haijos reformistas llevaban a cabo algunas de estas tareas ellas mismas, y a veces tomaban días libres para descansar o otras razones personales. Igual que con las yoki-haijo, las guardianas y asistentes tenían ciertas costumbres y rituales que seguir, como llevar ropa de un color específico cada día.

Cuidado personal

Una yoki-haijo empieza su día con la comida, baño y vestimenta ritual. Las asistentes entran en su habitación cuando se despierta y preparan la mesa para el desayuno, que luego darán de comer ellas mismas a la mujer.

Después del desayuno, la yoki-haijo se dirige a los manantiales frescos del pueblo, los cuales se reservan para la elegida mientras está en el pueblo, o a la casa de baño si no tienen manantiales. Por el camino, las asistentes usan enormes abanicos para bloquear la vista de la yoki-haijo a los habitantes del pueblo. Las asistentes le quitan la ropa a la mujer, y luego la bañan usando siete tipos de jabón diferentes. Los jabones se colocan en un plato flotante, y aunque algunos son para limpiar--como el polvo rojo exfoliante-- la mayorñia son perfumes en forma de crema y hidratantes. A cada lavado le sigue un enjuague, siguiendo el patrón de la secuencia artística de progreso empiezan con un lavado y enguaje con el primer jabón, y terminan con trece lavados y enjuagues con el séptimo. Después, la yoki-haijo toma un último enjuague, manteniéndose 144 segundos sumergida bajo el agua.

Al completar el baño, las asistentes se van para vestirse y preparar las ropas de la yoki-haijo, dando a la mujer algo de tiempo a solas. Cuando sale del manantial, las asistentes la visten en el tobok ritual designado para el día.

Al final del día, las asistentes la ayudan otra vez a desvestirse y le ponen un fino camisón debajo de otro camisón ceremonial más grueso para dormir. Por la noche, las asistentes también la rodean de un círculo de pétalos de flores y otro de semillas para dar buena suerte.

Plegaria y meditación

Después de llevar a cabo los rituales de la mañana, tradicionalmente la yoki-haijo va entonces al templo del pueblo, otra vez mientras la cubren de la vista de los ciudadanos con abanicos. Allí ella rezará varias plegarias rituales. Hay trece en total, aunque solo seis son consideradas estrictamente necesarias y recitar solo esas requiere de media hora. Después de las plegarias, la yoki-haijo se toma un tiempo para despejar la mente y meditar. Todo este proceso dura alrededor de una hora. Cuando la meditación ha terminado, la guardiana de la mujere se acercará y, aunque pueden escoger continuar más pronto, típicamente esperarán primero a que el pozo de vapor local erupcione.

Stacking Stones

With prayers and meditations complete, the yoki-hijo leaves the shrine and heads toward the place of ritual, called the kimomakkin in the Torish language, where the hijo are summoned. Most villages only have one, and the area is sometimes fenced around. She makes this journey uncovered so that villagers may see her. The locals gather rocks over time, placing them in the place of ritual for a yoki-hijo to use when she visits the town. As the Chosen enters the place of ritual, villagers gather and spirit scribes sing songs and play music that involves chanting, drums, and flutes. The stone at the place of ritual is hotter than usual, so the yoki-hijo puts on kneepads to make her work easier.

The yoki-hijo works for several hours, stacking stones in complex arrangements that draw the interest of the nearby spirits. Typically in one session they will build several dozen stacks, each one comprised of thirty or more stones. In some cases, shorter but more complex stacks may be used. Most yoki-hijo summon six to ten spirits on average. During her lifetime, Yumi was able to summon twelve spirits per session on average, and once managed twenty spirits. As the hijo are drawn to her, the Chosen feels a tugging sensation.

After finishing her stacks, the yoki-hijo directs her attention to binding the spirits. She must be careful to proceed to this step before falling unconscious from exhaustion. The local spirit scribes develop an ordered list of supplicants with the greatest need, who are directed to approach the yoki-hijo one at a time to make their request. The yoki-hijo uses the summoned spirits to fulfill these, turning to each one and sharing the request while forming an impression in her mind. If the impression is not clear, the spirit may become confused or frightened and leave. After each available spirit has been bound, the yoki-hijo's duties are completed, and her attendants return her to their wagon.

Culture

In Torish culture, yoki-hijo are very highly respected, with few having greater authority. Their position is seen as one of service to the people--they are served so that they may serve others. It is considered rude to contradict a yoki-hijo, even to give a compliment. While the various rituals and expectations placed upon them (thought to be decreed by the spirits) have traditionally limited their personal freedoms, those who are part of the reform movement exercise greater autonomy. This movement began several hundred years prior to the activation of the machine, and nearly all of the yoki-hijo--twelve--subscribed to it at that time, with only Yumi and one other remaining orthodox.

Some stories tell of yoki-hijo falling in love, though it is unknown if even reformed yoki-hijo develop romantic relationships.

Known Yoki-hijo

Para más información, ver :Category: Yoki-hijo.

• Yumi
• Samjae
• Dwookim
• Unnamed Yoki-hijo in the shroud

Notas

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