Vislumbradores
| Vislumbradores | |
|---|---|
| Mundo de origen | Roshar |
| Universo | Cosmere |
Los Vislumbradores eran un grupo de personas que en secreto mantenían vivo el recuerdo de los Caballeros Radiantes y esperaban su regreso.[1] En la actualidad, no conocemos a ningún Vislumbrador,[2] aunque puede que sigan existiendo en Yulay, ya que Sigzil habla de un grupo con objetivos similares.[3]
Probablemente se trate de un grupo escindido de los Hijos de Honor.[4][5]
Creencias
Creían en los Caballeros Radiantes, su estilo de vida, las Palabras Inmortales, los Ideales, y también en el Todopoderoso, e incluso en el vorinismo antiguo.[6] Conocían las Palabras Inmortales y los Ideales de los Caballeros Radiantes.
Deseaban el regreso de los Caballeros Radiantes. Como los Hijos de Honor, creían que si encontraban una forma de traer de vuelta a los Portadores del Vacío, los Caballeros Radiantes también regresarían.[7]
También creían que era más probable que los poderes de los Caballeros Radiantes se manifestasen en aquellos cuyas vidas estaban en peligro. Se ponían a sí mismos en peligro de muerte, y a menudo perdían la vida intentándolo.[5] Teft habla sobre personas que fueron empujadas por precipicios o aplastadas por rocas.[7]
Teft
Los padres de Teft eran Vislumbradores. A diferencia de sus padres, Teft pensaba que aquello no tenía sentido y abandonó la secta.[1] No creía en ellos hasta que vio a Kaladin utilizando luz tormentosa.[2] Lamentablemente, Teft no pudo buscar su consejo ya que, sin quererlo, provocó sus muertes cuando informó de las actividades de los Vislumbradores al consistor. El consistor, por motivos que Teft no comprende, mandó ejecutar a todo el grupo.[7]
Citas
“Los Vislumbradores ya no existían. Muertos, por lo que él había hecho. Si había otros, no tenía ni idea de cómo localizarlos. ”
—Teft[2]
“Creían que la gente podía manifestar mejor sus poderes si sus vidas corrían peligro. Así que… ponían sus vidas en peligro. Siempre a miembros de su propio grupo, nunca a un desconocido inocente, benditos sean los vientos. Pero era terrible. Vi a gente dejarse empujar por precipicios, los vi atados a un sitio mientras una vela quemaba lentamente una cuerda hasta que esta se rompía y dejaba caer una roca que los aplastaba. ”
—Teft[7]