Inspiration by botanicaxu.jpg

Caverna de suministros

De La Coppermind
(Redirigido desde «Depósito de almacenamiento»)
Ir a la navegación Ir a la búsqueda

La Coppermind tiene spoilers de todos los trabajos publicados de Brandon, incluyendo El Hombre Iluminado. La información sobre libros que aún no se han publicado (como El archivo de las tormentas 5) está permitida sólo en las páginas de los propios libros. Para ver una visión anterior de la wiki sin spoilers de uno de estos libros, ve a nuestra Máquina del Tiempo

Este artículo está en proceso de traducción. Por favor, sigan circulando.


Caverna de suministros
Mundo Scadrial
Universo Cosmere

Las cavernas de suministros son cinco almacenes de suministros dejados por el lord Legislador, ocultos en cavernas bajo ciudades del Imperio Final.

Cada almacén contiene una placa metálica con inscripciones, proporcionando la ubicación de la siguiente caverna y algún consejo o información del lord Legislador. Todos tienen una gran cantidad de alimentos y grano, pero cada uno también tiene su propia especialidad.

La primera caverna descubierta está bajo la propia Luthadel.[1] Las otras cavernas están en Ciudad Statlin,[1] Urteau,[2] Vetitan,[3] y Ciudad Fadrex[3] y son descubiertas en este orden.

Cada caverna está en una zona rocosa, cerca de minas de metal, debajo de un edificio del Ministerio del Acero. El metal subterráneo protege los escondites de Ruina para evitar que los descubra.[4]

Todos los almacenes están en el Dominio Central o cerca de él, con la caverna de Luthadel en el centro y las otras cuatro formando un cuadrado alrededor.[4]

Cada almacén descubierto es más grande que el anterior.[3] El lord Legislador comenzó a construirlos ochocientos años después de comenzar su reinado.[5]

Almacenes

Este artículo tiene contenido de propiedad intelectual reproducida con permiso
Por favor, no altere o reproduzca este contenido sin permiso del autor

Luthadel

La primera caverna es descubierta bajo Luthadel, escondida dentro de Kredik Shaw.[1] Como todos los almacenes, contiene muchos estantes de comida enlatada. Una gran placa de metal cuelga en la pared, que representa un mapa del Imperio Final con un círculo alrededor de la ciudad de Statlin, la ubicación de la siguiente caverna de suministros.[1] Un largo túnel conduce desde la caverna de suministros a una habitación más pequeña que contiene el Pozo de la Ascensión.[6]

Ciudad Statlin

La segunda caverna está en Ciudad Statlin.[1] Este almacén contiene grandes cantidades de madera, y una descripción del aluminio.[3]

Urteau

La tercera caverna se encuentra en Urteau.[4] Información sobre el electrum se puede encontrar aquí.[3] Este almacén contiene una cantidad ingente de agua la cual era usada para llenar los canales de Urteau,[7] y es filtrada naturalmente por capas de rocas.[8]

El plan es simple. Cuando el poder regrese al Pozo, lo tomaré y me aseguraré de que esa cosa quede atrapada.

Y sigo preocupándome. Ha demostrado ser mucho más lista de lo que suponía, infectando mis pensamientos, haciéndome ver y sentir cosas que no deseo. Es muy sutil, muy cuidadosa. No alcanzo a ver cómo podría causar mi muerte, pero yo sigo preocupándome.
Si muero, estos depósitos ofrecerán alguna medida de protección para mi pueblo. Temo lo que se avecina. Lo que podría pasar. Si lees esto ahora, y he muerto, entonces temo por ti. Con todo, trataré de dejar la ayuda que pueda.
Hay metales de la alomancia que no he compartido con nadie. Si eres uno de mis sacerdotes que ha llegado a esta caverna y estás leyendo estas palabras, debes saber que incurrirás en mi ira si compartes este conocimiento. Pero, si es cierto que la fuerza ha regresado y soy incapaz de hacerle frente, entonces tal vez el conocimiento del electrum servirá de algo. Mis investigadores han descubierto que, mezclando una aleación de oro al cuarenta y cinco por ciento y plata al cincuenta y cinco por ciento, se crea un nuevo metal alomántico. Quemarlo no proporciona el poder del atium, pero sí ayuda contra quienes lo queman.

—La inscripción en Urteau[8]

Vetitan

Vetitan es donde se encuentra la cuarta caverna.[4] Este almacén contiene grandes suministros de los ocho metales alománticos básicos.[2] Su placa metálica revela la existencia del malatium, y que los koloss y los kandra pueden ser controlados usando fuerte alomancia emocional, y que solo los pensamientos propios están a salvo de Ruina.[3]

Este es el último metal del que os hablaré. Me cuesta decidir su propósito. En cierto modo, permite ver el pasado. Lo que podría haber sido una persona, y en quién podría haberse convertido, si hubiera tomado otras decisiones. Muy parecido al oro, pero para los demás. A estas alturas, las brumas habrán vuelto. Tan horribles y odiosas. Despreciadlas. No salgáis a ellas. Pretenden destruiros a todos. Si hay problemas, sabed que podéis controlar a los koloss y los kandra usando a varias personas para empujar sus emociones a la vez. Incorporé esta debilidad en ellos. Guardad sabiamente el secreto.

—La inscripción en Vetitan, seguido de la composición del malatium.[3]

Cuidado con lo que hablas. Puede escuchar lo que dices. Puede leer lo que escribes. Solo tus pensamientos están a salvo.

—Una pequeña inscripción al final de la placa, refiriéndose a Ruina[3]

Ciudad Fadrex

La quinta y última caverna está en Ciudad Fadrex.[4] Cabe destacar que no queda información útil aquí, a parte de las palabras del lord Legislador "He escondido bien su cuerpo",[5] refiriéndose al atium, el metal divino de Ruina, que está almacenado en el Cubil de la Confianza.[9] En lugar de un mapa apuntando a la siguiente caverna, tenía un círculo con un punto en el centro.[5] Juntos, el tamaño de este círculo en relación al texto y algunas pistas numéricas escritas a lo largo del perímetro del círculo, indican qué tamaño de mapa debería superponerse con la placa. Si se hace correctamente, el punto habría señalado hacia los Pozos de Hathsin.[10]

Os he fallado.

He planeado construir estas cavernas sabiendo que se avecina una calamidad, esperando poder encontrar algún secreto que sea útil si caigo ante las maquinaciones de esa cosa. Pero no tengo nada. No sé cómo derrotarla. Lo único que se me ocurre es mantenerla a raya haciéndome con el poder del Pozo cuando regrese.
Sin embargo, si estáis leyendo esto, he fracasado. Eso significa que estoy muerto. Mientras escribo esto, la perspectiva me parece menos trágica de lo que había asumido previamente. Preferiría no enfrentarme a la cosa. Ha sido mi compañía constante, la voz que siempre me susurra, diciéndome que destruya, suplicándome que le conceda la libertad.
Temo que haya corrompido mis pensamientos. Aunque no puede sentir lo que pienso, puede hablar dentro de mi cabeza. Ochocientos años así me han dificultado confiar en mi propia mente. A veces oigo voces, y simplemente asumo que estoy loco.
Sin duda, eso sería preferible.
Sé que estas palabras deben ser grabadas en acero para ser conservadas. Las he escrito en una hoja de acero, y luego he ordenado escribirlas en una placa, sabiendo que al hacerlo revelo mi debilidad a mis propios sacerdotes. La cosa me ha susurrado que soy un necio por exponerme al escribir esto y dejar que los demás lo lean.
Por eso principalmente decidí continuar con la creación de esta placa. Hacerlo parecía enfurecer a la cosa. Creo que con eso me basta. Es bueno que algunos de mis leales sacerdotes conozcan mi debilidad, aunque solo sea por el bien del imperio, si de algún modo caigo.
He intentado ser un buen gobernante. Al principio, era demasiado joven, demasiado airado. Cometí errores. Sin embargo, lo he intentado con fuerza. Casi destruí al mundo con mi arrogancia y, no obstante, temo casi haberlo destruido de nuevo con mi gobierno. Puedo hacerlo mejor. Lo haré mejor. Crearé una tierra de orden.
Pero mis pensamientos hacen que me pregunte cuánto de lo que hago se ha desviado de mis intenciones originales. En ocasiones, mi imperio parece un lugar de paz y justicia. Si es así, ¿por qué no puedo detener las rebeliones? No pueden derrotarme, y he de ordenar que los maten cada vez que se levantan. ¿Es que no pueden ver la perfección de mi sistema?
No importa, este no es lugar para justificaciones. No necesito justificarme, pues soy, después de todo, Dios. Sin embargo, sé que hay algo más grande que yo. Si puedo ser destruido, Eso será la causa de mi destrucción.
No tengo ningún consejo que dar. Es más poderoso que yo. Es más poderoso que este mundo. De hecho, dice haberlo creado. Acabará por destruirnos a todos.
Tal vez estos depósitos permitan a la humanidad sobrevivir un poco más. Tal vez no. Estoy muerto. Y dudo que deba importarme.
Sin embargo, me importa. Pues sois mi pueblo. Yo soy el Héroe de las Eras. Eso es lo que debe significar: Héroe de las Eras, un héroe que vive a través de las eras, como yo.
Sabed que el poder de la cosa no está completo. Por fortuna, he escondido bien su cuerpo.

—La inscripción en Ciudad Fadrex[5]

Notas

A este artículo le falta información. Por favor, ayuda a The Coppermind a expandirla.

Recuerda que esto es una traducción del sitio oficial. Por lo tanto, podrás encontrar páginas en inglés si el artículo no ha sido traducido todavía. No te preocupes, que estamos trabajando para traer la versión al español a la mayor brevedad posible.

Si encuentras algún fallo, por favor, visita la siguiente página.