Diferencia entre revisiones de «Diario de Alendi»

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En el fondo, me preocupa que mi arrogancia nos destruya a todos.
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Me considero un hombre de principios. Pero ¿qué hombre no se considera tal? Incluso el asesino, según he advertido, interpreta sus acciones como «morales» en cierto modo. Tal vez otra persona, al leer mi vida, me considere un tirano religioso. Puede llamarme arrogante. ¿Qué hace que la opinión de ese hombre sea menos válida que la mía propia?
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Al parecer, la siguiente etapa de mi viaje nos llevará a las tierras altas de Terris. Se dice que es un lugar frío e implacable, una tierra donde las montañas mismas están hechas de hielo.
 
Si los hombres leen estas palabras, que sepan que el poder es una pesada carga. No busquéis caer en sus redes. Las profecías de Terris dicen que yo tendré el poder para salvar el mundo.
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Nuestros sirvientes habituales no sirven para ese viaje. Es probable que tengamos que contratar a algunos porteadores de Terris para que lleven nuestras pertenencias.
Sin embargo, dan a entender que también tendré poder para destruirlo.
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Llegamos a Terris a principios de semana y tengo que decir que el paisaje me pareció maravilloso. Las grandes montañas al norte, con sus cimas nevadas y sus faldas boscosas, se alzan como dioses guardianes sobre esta tierra de verde fertilidad. Mis propias tierras del sur son llanas: creo que serían menos monótonas si hubiera unas cuantas montañas para dar variedad al terreno.
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Escogimos a un grupo de porteadores terrisanos para que nos guíen por los difíciles pasos montañosos. Sin embargo, no son hombres corrientes. Parece que las historias son ciertas: algunos terrisanos tienen una habilidad destacada que resulta muy intrigante.
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De algún modo acumulan fuerzas para usarlas al día siguiente. Antes de dormir, por la noche, se pasan una hora acostados y, durante ese tiempo, se vuelven muy frágiles de aspecto, casi como si hubieran envejecido medio siglo. Sin embargo, cuando se despiertan a la mañana siguiente se vuelven muy musculosos. Al parecer, sus poderes tienen algo que ver con los brazaletes y pendientes de metal que llevan siempre.
Al parecer, la siguiente etapa de mi viaje nos llevará a las tierras altas de Terris. Se dice que es un lugar frío e implacable, una tierra donde las montañas mismas están hechas de hielo.
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El líder de los porteadores se llama Rashek y es bastante taciturno. Sin embargo, Braches (inquisitivo como siempre) ha prometido interrogarlo con la esperanza de descubrir exactamente cómo se consigue esa maravillosa capacidad para hacer acopio de fuerzas.
Nuestros sirvientes habituales no sirven para ese viaje. Es probable que tengamos que contratar a algunos porteadores de Terris para que lleven nuestras pertenencias.
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Mañana comenzaremos la fase final de nuestra peregrinación, las Montañas Lejanas de Terris. Allí, es de esperar que encuentre la paz, tanto para mí como para nuestra pobre tierra.
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Ni siquiera comprendo lo que se supone que tengo que hacer. Los filósofos de Terris dicen que lo sabré cuando llegue el momento, pero es un flaco consuelo.
La Profundidad debe ser destruida y, al parecer, soy la única persona que puede hacerlo. Asola el mundo en estos mismos momentos. Si no lo hago pronto, de esta tierra no quedarán más que huesos y polvo.
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Nunca quise esto, cierto. Pero alguien tiene que detener la Profundidad. Y, al parecer, Terris es el único sitio donde puede hacerse.
 
Supongo que es demasiado esperar. ¿Un único imperio humano, unificado? Nunca sucederá.
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Cada vez que veo su tranquila luz amarilla asomar por el horizonte siento un poco más de determinación, un poco más de esperanza. En cierto modo, el sol es lo que me ha mantenido en marcha todo este tiempo.
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Estos son mis temores mientras escribo con una pluma helada la víspera del renacer del mundo. Rashek me mira. Me odia. La cueva se encuentra ahí delante. Latiendo. Mis dedos tiemblan. No de frío.
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Mañana, habrá terminado.
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Si fracaso, otro vendrá a terminar mi labor.
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Casi ha terminado.
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Podemos ver la cueva desde nuestro campamento. Harán falta unas cuantas horas más de caminata para alcanzarla, pero sé que es el lugar adecuado. De algún modo, puedo sentirlo, sentirlo allí arriba... latiendo, en mi mente.
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Hace mucho frío. Juro que las rocas mismas están hechas de hielo, y la nieve es tan profunda en algunos sitios que tenemos que abrirnos paso cavando. El viento sopla constantemente. Temo por Fedik: no ha sido el mismo desde que la criatura hecha de bruma lo atacó y me preocupa que se caiga por un precipicio o resbale por uno de los muchos agujeros de hielo que hay en el terreno.
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Los terrisanos, sin embargo, son una maravilla. Es una suerte que los trajéramos, porque ningún porteador normal habría sobrevivido al viaje. A los terrisanos no parece importarles demasiado el frío: algo en sus extraños metabolismos les otorga una habilidad sobrenatural para resistir las inclemencias de los elementos. ¿Tal vez han «guardado» calor de sus cuerpos para usarlo más tarde?
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No hablan de sus poderes, y estoy seguro de que Rashek es el responsable. Los otros porteadores lo consideran su líder, aunque no creo que tenga un control completo sobre ellos. Antes de que fuera apuñalado, Fedik temía que los terrisanos nos abandonaran aquí, en el hielo. Sin embargo, no creo que eso vaya a suceder. Estoy aquí por la providencia de las profecías de Terris: esos hombres no desobedecerán su propia religión tan solo porque uno de los suyos no me aprecie.
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Por fin me enfrenté a Rashek. No quiso hablar conmigo, naturalmente, pero lo obligué. Habló largamente de su odio por Khlennium y mi pueblo. Cree que hemos convertido a los de su pueblo en poco más que esclavos. Cree que los terrisanos se merecen mucho más: sigue diciendo que su pueblo debería ser «dominante» a causa de sus poderes sobrenaturales.
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Temo sus palabras, pues veo algo de verdad en ellas. Ayer, uno de los porteadores levantó un peñasco de enorme tamaño y lo apartó del camino como si nada. No he visto una hazaña de fuerza semejante en mi vida.
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Estos terrisanos podrían ser muy peligrosos, creo. Tal vez los hayamos tratado injustamente. Sin embargo, hombres como Rashek deben ser contenidos: cree irracionalmente que todos los pueblos lo han oprimido. Es un hombre muy joven para sentir tanto odio.
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Hace mucho frío. Cuando esto termine, creo que debería irme a vivir a un sitio donde haga calor todo el año. Braches me ha hablado de esos sitios, islas al sur donde las grandes montañas crean fuego.
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¿Cómo será, cuando todo esto haya acabado? Volveré a ser un hombre corriente. Un hombre sin importancia. Parece bien: más deseable, incluso, que un sol cálido y un cielo sin viento. Estoy cansado de ser el Héroe de las Eras, cansado de entrar en ciudades para encontrar hostilidad armada o fanática adoración. Estoy cansado de que me amen o me odien por lo que un puñado de viejos dice que haré algún día.
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Quiero ser olvidado. Oscuridad. Sí, eso estaría bien.
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Si los hombres leen estas palabras, que sepan que el poder es una pesada carga. No busquéis caer en sus redes. Las profecías de Terris dicen que yo tendré el poder para salvar el mundo. Sin embargo, dan a entender que también tendré poder para destruirlo.
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Tendré la habilidad para cumplir cualquier deseo de mi corazón. «Tomará sobre sí mismo la autoridad que ningún mortal debería ostentar.» Sin embargo, los filósofos me advirtieron que, si me sirvo a mí mismo con el poder, mi egoísmo lo manchará.
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¿Es una carga que debe soportar algún hombre? ¿Es una tentación que algún hombre puede resistir? Ahora me siento fuerte, pero ¿qué sucederá cuando acaricie el poder? Salvaré al mundo, sin duda... pero ¿trataré de apoderarme de él también?
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Estos son mis temores mientras escribo con una pluma helada la víspera del renacer del mundo. Rashek me mira. Me odia. La cueva se encuentra ahí delante. Latiendo. Mis dedos tiemblan. No de frío.
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Mañana, habrá terminado.
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<noinclude>|El diario de Alendi}}
== Curiosidades ==
* [[Rashek]] no destruyó el diario porque [[Ruina]] manipuló su nostalgia para conservar el libro.{{wob ref|4416}}
* Los [[El Imperio Final (libro)/Epígrafes|epígrafes]] del primer libro de [[Nacidos de la bruma (saga)|Nacidos de la bruma]], ''[[El Imperio Final]]'', son extractos del diario.
 
== Notas ==
Shards, Editors, Keepers, Synod
18 407

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