Diferencia entre revisiones de «Diario de Alendi»

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Al parecer, la siguiente etapa de mi viaje nos llevará a las tierras altas de Terris. Se dice que es un lugar frío e implacable, una tierra donde las montañas mismas están hechas de hielo.
Si los hombres leen estas palabras, que sepan que el poder es una pesada carga. No busquéis caer en sus redes. Las profecías de Terris dicen que yo tendré el poder para salvar el mundo.
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Nuestros sirvientes habituales no sirven para ese viaje. Es probable que tengamos que contratar a algunos porteadores de Terris para que lleven nuestras pertenencias.
Sin embargo, dan a entender que también tendré poder para destruirlo.
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Escogimos a un grupo de porteadores terrisanos para que nos guíen por los difíciles pasos montañosos. Sin embargo, no son hombres corrientes. Parece que las historias son ciertas: algunos terrisanos tienen una habilidad destacada que resulta muy intrigante.
Al parecer, la siguiente etapa de mi viaje nos llevará a las tierras altas de Terris. Se dice que es un lugar frío e implacable, una tierra donde las montañas mismas están hechas de hielo.
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De algún modo acumulan fuerzas para usarlas al día siguiente. Antes de dormir, por la noche, se pasan una hora acostados y, durante ese tiempo, se vuelven muy frágiles de aspecto, casi como si hubieran envejecido medio siglo. Sin embargo, cuando se despiertan a la mañana siguiente se vuelven muy musculosos. Al parecer, sus poderes tienen algo que ver con los brazaletes y pendientes de metal que llevan siempre.
Nuestros sirvientes habituales no sirven para ese viaje. Es probable que tengamos que contratar a algunos porteadores de Terris para que lleven nuestras pertenencias.
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El líder de los porteadores se llama Rashek y es bastante taciturno. Sin embargo, Braches (inquisitivo como siempre) ha prometido interrogarlo con la esperanza de descubrir exactamente cómo se consigue esa maravillosa capacidad para hacer acopio de fuerzas.
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Mañana comenzaremos la fase final de nuestra peregrinación, las Montañas Lejanas de Terris. Allí, es de esperar que encuentre la paz, tanto para mí como para nuestra pobre tierra.
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Supongo que es demasiado esperar. ¿Un único imperio humano, unificado? Nunca sucederá.
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Cada vez que veo su tranquila luz amarilla asomar por el horizonte siento un poco más de determinación, un poco más de esperanza. En cierto modo, el sol es lo que me ha mantenido en marcha todo este tiempo.
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Extrañamente, en ocasiones, siento paz interior. Se podría pensar que después de todo lo que he visto, después de todo lo que he sufrido, mi alma sería un amasijo de tensiones, confusión y melancolía. A menudo, así es.
Si fracaso, otro vendrá a terminar mi labor.
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Casi ha terminado.
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Podemos ver la cueva desde nuestro campamento. Harán falta unas cuantas horas más de caminata para alcanzarla, pero sé que es el lugar adecuado. De algún modo, puedo sentirlo, sentirlo allí arriba... latiendo, en mi mente.
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